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lunes, 16 de abril de 2012

¿Qué hacer con YPF?

Llevamos dos décadas de política de privatización de la energía, como parte de una estrategia asentada en la promoción de la iniciativa privada. No agregamos nada al debate si afirmamos que ese rumbo terminó en el fracaso actual La sobreexplotación de los pozos concesionados, sin nuevas exploraciones, para exportar nuestros recursos hidrocarburíferos, devino en cuantiosas ganancias remitidas por la transnacional Repsol y otras a su casa matriz, la expansión empresarial a otros países de la región, y la brutal caída de las reservas de petróleo y gas. En ese camino, el país perdió su capacidad de autoabastecimiento y dilapidó sus reservas de petróleo y gas, para convertirse en importador neto de combustible (gas natural, fueloil y gasoil), nada menos que por US$ 9.300 millones en 2011, el doble que en 2010. Es un tema asociado a la crisis actual del sector externo. ¡Faltan dólares para pagar la deuda externa y las importaciones energéticas! Por eso las restricciones en el mercado de divisas y el cierre de las importaciones necesarias para la producción de insumos y bienes de capital. El resultado de este modelo energético basado en la privatización y extranjerización es la pérdida de soberanía energética para profundizar el atraso. Podríamos gritar que “ya lo habíamos dicho” y no ganamos mucho, porque nuestra voz fue deliberadamente acallada, y nuestra razón suena a victoria pírrica. Sale la pena denunciar a los privatizadores de la primera hora, que ahora escamotean su responsabilidad. Son parte de los mismos que coincidieron con la estrategia de transferir a las provincias la gestión soberana de los recursos naturales. No olvidemos que ello fue producto de una reforma constitucional sellada con el Pacto de Olivos en 1994. No sólo fueron responsables los Menem y los Cavallo, los neoliberales consumados, y a quien le caiga el sayo que se lo ponga. Son nombres personales e instituciones del régimen constitucional los que definen el dominio de la República, en el Poder Ejecutivo, en el Legislativo y en el Judicial. Ante el fracaso de la privatización corresponde la socialización de YPF y la política energética. La venta de YPF se justificó por la corrupción y la ineficiente gestión, la que favoreció inmensos negocios para las petroleras privadas; al tiempo que la estatal por excelencia fue abanderada del endeudamiento externo que condicionó la política económica en las últimas décadas. No alcanza con volver hacia atrás y “nacionalizar”, mucho menos “argentinizar”, un camino recorrido con las facilidades para ganancia espuria al grupo Eskenazi. Es tiempo de socializar, lo que supone transformar el “Estado bobo” e incorporar a los trabajadores y a la sociedad en la gestión de un programa de soberanía energética, que recupere el patrimonio energético a manos del pueblo encabezado por la recuperación de YPF a la soberanía nacional y popular. Esa socialización debe operar sin indemnización, sustentado en la cuantiosa remisión de utilidades al exterior en este tiempo y en la depredación realizada en los pozos concesionados. Se trata de transformar la realidad, anulando las concesiones, volviendo la propiedad de los recursos naturales a la nación, y realizando la reforma fiscal necesaria que asegure recursos suficientes a las provincias para su gasto social. Lo que está en juego es el derecho a la energía. Hay que terminar con el ciclo histórico que trató todo como una mercancía. La educación, la salud, la alimentación, la energía son derechos de la población. No importa quién amenace ni cuánto despotriquen. La región americana vive su tiempo histórico de recuperación de un proyecto emancipador. Es hora de que el país asuma el compromiso de protagonizar esa tarea en defensa de la soberanía y la integración regional, con un modelo donde la energía sea considerada un valor estratégico, tratada como un bien social y un derecho humano al que todos deben tener acceso.
Llevamos dos décadas de política de privatización de la energía, como parte de una estrategia asentada en la promoción de la iniciativa privada. No agregamos nada al debate si afirmamos que ese rumbo terminó en el fracaso actual. La sobreexplotación de los pozos concesionados, sin nuevas exploraciones, para exportar nuestros recursos hidrocarburíferos, devino en cuantiosas ganancias remitidas por la transnacional Repsol y otras a su casa matriz, la expansión empresarial a otros países de la región, y la brutal caída de las reservas de petróleo y gas. En ese camino, el país perdió su capacidad de autoabastecimiento y dilapidó sus reservas de petróleo y gas, para convertirse en importador neto de combustible (gas natural, fueloil y gasoil), nada menos que por US$ 9.300 millones en 2011, el doble que en 2010. Es un tema asociado a la crisis actual del sector externo. ¡Faltan dólares para pagar la deuda externa y las importaciones energéticas! Por eso las restricciones en el mercado de divisas y el cierre de las importaciones necesarias para la producción de insumos y bienes de capital. El resultado de este modelo energético basado en la privatización y extranjerización es la pérdida de soberanía energética para profundizar el atraso. Podríamos gritar que “ya lo habíamos dicho” y no ganamos mucho, porque nuestra voz fue deliberadamente acallada, y nuestra razón suena a victoria pírrica. Sale la pena denunciar a los privatizadores de la primera hora, que ahora escamotean su responsabilidad. Son parte de los mismos que coincidieron con la estrategia de transferir a las provincias la gestión soberana de los recursos naturales. No olvidemos que ello fue producto de una reforma constitucional sellada con el Pacto de Olivos en 1994. No sólo fueron responsables los Menem y los Cavallo, los neoliberales consumados, y a quien le caiga el sayo que se lo ponga. Son nombres personales e instituciones del régimen constitucional los que definen el dominio de la República, en el Poder Ejecutivo, en el Legislativo y en el Judicial. Ante el fracaso de la privatización corresponde la socialización de YPF y la política energética. La venta de YPF se justificó por la corrupción y la ineficiente gestión, la que favoreció inmensos negocios para las petroleras privadas; al tiempo que la estatal por excelencia fue abanderada del endeudamiento externo que condicionó la política económica en las últimas décadas. No alcanza con volver hacia atrás y “nacionalizar”, mucho menos “argentinizar”, un camino recorrido con las facilidades para ganancia espuria al grupo Eskenazi. Es tiempo de socializar, lo que supone transformar el “Estado bobo” e incorporar a los trabajadores y a la sociedad en la gestión de un programa de soberanía energética, que recupere el patrimonio energético a manos del pueblo encabezado por la recuperación de YPF a la soberanía nacional y popular. Esa socialización debe operar sin indemnización, sustentado en la cuantiosa remisión de utilidades al exterior en este tiempo y en la depredación realizada en los pozos concesionados. Se trata de transformar la realidad, anulando las concesiones, volviendo la propiedad de los recursos naturales a la nación, y realizando la reforma fiscal necesaria que asegure recursos suficientes a las provincias para su gasto social. Lo que está en juego es el derecho a la energía. Hay que terminar con el ciclo histórico que trató todo como una mercancía. La educación, la salud, la alimentación, la energía son derechos de la población. No importa quién amenace ni cuánto despotriquen. La región americana vive su tiempo histórico de recuperación de un proyecto emancipador. Es hora de que el país asuma el compromiso de protagonizar esa tarea en defensa de la soberanía y la integración regional, con un modelo donde la energía sea considerada un valor estratégico, tratada como un bien social y un derecho humano al que todos deben tener acceso.

martes, 16 de noviembre de 2010

jueves, 21 de enero de 2010

LA PRIVATIZACIÓN DE YPF Sociedad del Estado CRÓNICA DE LA ARGUMENTACION DEL DESPOJO




Gustavo Lahoud, Licenciado en Relaciones Internacionales, investigador en temas energéticos y de recursos naturales del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad del Salvador, relata con rigor académico, y con pasión, la historia de la privatización de YPF. Hoy, que el tema de la disposición del petróleo está nuevamente en el tapete, conviene que repasemos la historia.

Introducción
Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) fue el principal activo estratégico y económicamente viable del Estado argentino entre 1922 y 1992, logrando expandir la oferta y la producción de energía en todas sus formas (combustibles derivados del crudo, gas natural y electricidad), diversificando el suministro eléctrico (sobre la base del gas natural que distribuía Gas del Estado, más la hidroelectricidad y en menor medida la nucleoelectricidad) y permitiendo una configuración de la estructura socioeconómica del país basada en la industrialización para sustituir importaciones de productos de consumo masivo, además en industrias claves como el acero, petroquímica, automotriz, aeronáutica y naval, y en el avance científico-tecnológico del campo nuclear.

Más, con YPF el Estado formuló e implementó una serie de políticas de planificación energética que resultaron en el desarrollo de un aparato productivo que posibilitó mejores ventajas competitivas en la economía nacional y condiciones de vida para los ciudadanos.

No obstante, el modelo económico de la Dictadura Militar (1976-1983) basado en las rentas agropecuaria y financiera, la desindustrialización, el estancamiento científico-técnico, la desregulación de los mercados, el ajuste estructural y el endeudamiento externo, dejaron las bases y cimientos para su completa enajenación posterior, la cual se ejecutó durante los dos gobiernos de Carlos Saúl Menem: la primera etapa culminó en 1993 y la segunda en 1999 (De Dicco, 2004c).

El objetivo de este artículo es, justamente, dar cuenta del conjunto de argumentos esgrimidos por las autoridades de la última dictadura militar que posibilitaron la articulación de una estrategia discursiva -ciertamente muy convincente- cuyo objetivo fundamental fue “desacreditar y desvirtuar” la rica y pujante historia del YPF SE. como principal activo estratégico del país. Es importante considerar que sin este conjunto de argumentos y sofismas muy bien urdidos, difícilmente se hubiera podido encarar un proceso de enajenación y extranjerización de los activos del sector hidrocarburífero argentino que derivó en la definitiva reformulación del modelo energético en la década de los ’90.

Por otra parte, en la maquinaria que se puso en marcha a fin de lograr tales propósitos, no debe olvidarse el papel estratégico que desempeñaron los medios de comunicación gráficos y televisivos que -de la mano de algunos personajes popularmente conocidos, como los casos de los periodistas Bernardo Neustadt y Mariano Grondona- comenzaron a elaborar una estrategia comunicacional que combinó desinformación con datos falsos con el malhadado objetivo subalterno de masificar una serie de argumentos cuya trama central fue la vinculación directa del así denominado “modelo económico estatista” con el pasado de infortunios económicos que el país sufrió durante décadas.

A su vez, otro de los aspectos esenciales que generalmente no son abordados con seriedad en lo que respecta al caso YPF, es la mecánica de endeudamiento fraudulento en la que la empresa fue intencionalmente involucrada para justificar, entre otras cosas, el carácter deficitario, ineficiente y hasta corrupto de la conducción estatal de la misma. En el tratamiento de los argumentos se considera fundamental vincular las estrategias comunicacionales con la dinámica de endeudamiento público que el país estableció como patrón estructural de la política económica especulativa y de renta financiera instaurada desde 1976. En ello, YPF ha sido un actor privilegiado y la alianza gobierno militar-medios de comunicación-conducción y administración económica constituyen el núcleo duro que debe examinarse exhaustivamente a fin de desvelar el origen fraudulento de las argumentaciones elaboradas hace ya treinta años.

POR QUÉ SE PRIVATIZÓ YPF: LA TRAMA EN FUNCIONAMIENTO.

En efecto, entre los principales argumentos falsos empleados para “entregar” YPF al capital privado, sobresalen los siguientes:

“YPF da pérdidas”;
“la corrupción institucionalizada”; y;
“el Estado no está en condiciones de realizar inversiones de capital de riesgo en exploración hidrocarburífera”.


Primero, no puede decirse que YPF daba pérdidas porque la Dictadura Militar la había utilizado, gracias a su transparente gestión pasada, para adquirir empréstitos del exterior, los cuales no fueron destinados a la misma sino al Ministerio de Economía y en varios casos a cuentas bancarias en Suiza de funcionarios militares y civiles de la Dictadura; y, por otra parte, porque el fin de una empresa pública es la rentabilidad social, y no la maximización de ganancias como único objetivo, propio de una empresa privada. Asimismo, a pesar del endeudamiento ilegítimo e incluso de los precios de los combustibles para el mercado interno fijados por la petrolera estatal (bajos en comparación con los internacionales, pero acorde con los costos operativos del país, y que nunca sufrieron influencia alguna por las crisis petroleras internacionales de 1973 y 1979), los cuales limitaban con fuerza el nivel potencial de utilidades, YPF registraba balances con resultados positivos relevantes.

Asimismo, dentro de este argumento, es importante detenerse en el paulatino proceso de endeudamiento público al que fue sometida YPF por parte de la administración económica de la última dictadura. EL deliberado accionar de los funcionarios tenía como objetivo fundamental producir un estado de insolvencia financiera y patrimonial que permitiera, entonces, dar cabida a los argumentos que sostenían que la empresa estaba mal administrada y daba pérdidas. Por ende, el paso siguiente sería la apertura de la empresa al capital externo, la progresiva liberalización de los distintos sectores de la cadena hidrocarburífera y, como meta final, la desarticulación del sistema integrado de energía heredado de las pasadas décadas de planificación centralizada en materia energética.

La profusa y contundente investigación realizada en el marco de la conocida causa Olmos1 sobre la forma en que las autoridades de la última dictadura construyeron la ingeniería económica y financiera que permitió el endeudamiento fraudulento de la Argentina, incluye notables descripciones de pericias contables realizadas en la empresa YPF. En este caso, la investigación de los ilícitos cometidos fue uno de los ejes fundamentales que permitieron reconstruir la trama de la operatoria financiera que posibilitó un irracional endeudamiento de la compañía.

En tal sentido, se citan algunos párrafos del fallo sobre la deuda externa argentina -emitido por el juez federal Dr. Jorge Ballestero el 13 de julio de 2000- que hablan por sí solos sobre los perniciosos mecanismos creados para endeudar a las empresas públicas, siendo el caso del YPF el más ruinoso para los activos públicos del país.

En las conclusiones del fallo, el citado magistrado manifiesta que “…las empresas públicas, con el objeto de sostener una política económica, eran obligadas a endeudarse para obtener divisas que quedaban en el Banco Central, para luego ser volcadas al mercado de cambios…Todo ello se advirtió en no menos de cuatrocientos setenta y siete oportunidades, número mínimo de hechos que surge de sumar cuatrocientos veintitrés préstamos externos concertados por YPF, treinta y cuatro operaciones concertadas en forma irregular al inicio de la gestión y veinte operaciones avaladas por el Tesoro Nacional que no fueron satisfechas a su vencimiento.”2

Asimismo, en el caso específico de YPF, su endeudamiento externo por capital únicamente se multiplicó por doce entre diciembre de 1975 y marzo de 1981, concentrando “… al 31 de marzo de 1984 el 17.65% del total de la deuda externa registrada entonces para el sector público por capital únicamente, resultando ocioso indicar que el rubro petróleo en todo el mundo origina importantes beneficios, configurando además un elemento estratégico en la vida de las naciones del mundo actual y en al del futuro previsible.”3 Por lo que se puede apreciar, verdaderamente contundente.

El segundo argumento –referido a la existencia de una “corrupción institucionalizada”- estaba fuertemente vinculado a un tipo de apropiación y control de los espacios de decisión pública que habían terminado por convertir al Estado en un auténtico coto de caza de un conjunto de sectores de intereses relacionados directa o indirectamente con las Fuerzas Armadas, todo lo cual terminó por consolidar un proceso de paulatina “feudalización” de las agencias públicas que fueron entregadas a la influencia y decisión de los distintos sectores de poder concernidos.

Pero, en el caso de YPF, a pesar de la corrupción institucionalizada -que incluía parte de su directorio que actuaba como “cajero” de los gobiernos de turno y a las burocracias sindicales “abulonadas” a sus cargos- los balances operativos seguían exhibiendo utilidades. A todo ello, debe sumarse el escenario de profunda inestabilidad institucional que la Argentina sufrió por aquellos años, caracterizados por las continuas interrupciones militares de gobiernos democráticos muy débiles sustentados en bases de legitimidad popular ciertamente controvertidas (recordar los años de proscripción del peronismo en la vida política argentina).

En efecto, lo que queremos señalar es que existían condiciones de excepcionalidad política y de progresiva desinstitucionalización que posibilitaron que los activos estratégicos del país –como el sector energético en general y su principal instrumento de intervención y control, YPF SE- fueran debilitados y descapitalizados por una persistente alianza entre los sectores militares, las burocracias económicas ligadas a los intereses empresariales tributarios del modelo de renta y financiero y determinadas dirigencias sindicales que decidieron mirar para otro lado mientras este escenario económico se consolidaba a través de las políticas de liberalización financiera y de masiva destrucción del tejido industrial argentino, cuya contracara fue la concentración en materia de propiedad e ingresos operada en todos los sectores de la economía.

El tercer argumento -que refiere a la supuesta incapacidad del Estado para realizar inversiones de capital de riesgo en exploración hidrocarburífera- es, tal vez, el más escandaloso de los sofismas que se podrían haber construido como eje argumental en torno a la situación de la YPF estatal.

En verdad, esta auténtica mentira institucionalizada y difundida a través de los medios de comunicación que hablaban reiteradamente sobre la ineficiencia y corrupción asociadas a la “presencia asfixiante” del Estado en materia económica, se parece mucho a aquello que el gran pensador argentino Arturo Jauretche refería como las “Zonceras argentinas”. Ciertamente, una de las zonceras más graves en el tiempo de la última dictadura militar fue la que asociaba al Estado y su intervención y regulación en la economía con las supuestas tendencias “premodernas y reaccionarias” que insistían en promover una administración ineficiente de los recursos económicos. En tal sentido, se recuerda el famoso latiguillo del ex Ministro de Economía Alfredo Martínez de Hoz, cuando decía que “…achicar el Estado es agrandar la Nación”. Sin dudas, la más eufemística de las Zonceras argentinas.

Ahora, si analizamos cuidadosamente la evidencia empírica existente sobre las inversiones de riesgo en materia de exploración hidrocarburífera en el país, veremos cómo este argumento se cae automáticamente por su falta absoluta de rigurosidad. En efecto, estas cifras demuestran que la petrolera estatal fue responsable del descubrimiento del 95% de las reservas de hidrocarburos del país durante sus 70 años de existencia. Esta amplia etapa histórica comprende el período que se extiende entre la fundación de la empresa en 1922 –bajo el gobierno radical de Marcelo T. de Alvear- hasta comienzos de la década del ’90, cuando bajo la administración Menem comienzan a hipotecarse los activos de la firma cambiando su razón social y su estatus jurídico para convertirla en una Sociedad Anónima. (Ver De Dicco, 2006).

Por otra parte, si se comparan los esfuerzos exploratorios de los años ’80 con los correspondientes a la gestión privada, se observa una enorme brecha, ya que la gestión estatal de YPF realizó en los años ’80 un promedio anual de 117 pozos exploratorios, y la gestión privada entre 1999 y 2005 registra un promedio anual de apenas 26 pozos exploratorios, sobre la base de datos de la Secretaría de Energía de la Nación. Cabe señalar que los datos concernientes a la década de 1990 han sido falseados por las compañías petroleras, con el conocimiento de los secretarios de Energía “menemistas”, para justificar el supuesto incremento de reservas inmediatamente después de la privatización de YPF, en un contexto de “desaparición irracional de reservas”.

Finalmente, tomamos dos argumentos que devienen de nuestro rico pasado histórico en materia hidrocarburífera y que nos permiten pensar la problemática de las inversiones de riesgo y el papel de los capitales extranjeros. Los mismos tienen, según creemos, una notable actualidad. En efecto, los mismos avalan cómo la actividad privada y las inversiones extranjeras pueden ser controladas y aprovechadas por un Estado fuerte, protector del interés nacional. Ambos se refieren a la época peronista.

1) El hecho de decir que la exploración y explotación petroleras debían quedar en manos de YPF no significaba el rechazo de toda colaboración, ya que YPF podía firmar contratos con empresas privadas, extranjeras o nacionales, sin que esto implicara la concesión de los dominios minerales. El capital, venga de donde viniere, será bienvenido siempre que cumpla el requisito esencial de estar subordinado al desarrollo de la Nación. Mientras que el gobierno nacional no conspire contra sus propias instituciones no hay por qué temer; en todo caso, sí mucho por regular y controlar.

2) La ley 14.222, sancionada en agosto de 1953, determinaba el tipo de radicación y los sectores beneficiados con mucho detalle. La materialización del aporte podía abarcar dos formas: fondos de divisas a ingresar mediante transferencias bancarias, o bienes físicos (máquinas y/o herramientas) o inmateriales (patentes, marcas, etc.). Los beneficios más importantes consistían en la posibilidad de remitir las utilidades a partir del segundo año de la radicación, voluntariamente y sin previa autorización, por un equivalente del 8% anual del capital registrado, y la repatriación de capitales, luego de diez años, en cuotas equivalentes al 10 o 20% anual. Por el artículo 12, el Poder Ejecutivo podía eximir total o parcialmente del pago de derechos de aduana las maquinarias, los equipos y otros bienes vinculados a la puesta en marcha de la industria. Hasta 1955, momento en que cesó su vigencia, se permitió la radicación de catorce empresas extranjeras por una inversión de 12.200 millones de dólares, todas en el sector industrial. (Ver Bernal, 2005).

Estos notables ejemplos muestran hacia dónde debe orientarse la mirada. Justamente, hacia la naturaleza del gobierno que controla la política nacional, sus objetivos económicos y el modelo de país perseguido.

A modo de conclusión.
El conjunto de argumentos sobre los que hemos trabajado en este artículo difícilmente sorprenda al lector atento a la realidad política, económica y social de nuestro país. Peor, siempre es necesario volver sobre la muchas veces esquiva y elusiva memoria histórica argentina para buscar datos, descubrir “los otros argumentos” y, a partir de allí, reconstruir nuestro pasado histórico reciente.

La necesidad de desasnar a los ciudadanos argentinos sobre la destrucción económica y productiva que nuestro país ha sufrido en los últimos treinta años tiene –en el caso de YPF- una actualidad más que relevante, más aún si se piensa en retrospectiva sobre las modificaciones que se han impuesto en materia energética en los últimos diecisiete años. Las mismas, posibilitaron la consolidación del programa extranjerizante de la última dictadura militar. Los ejes discursivos que justificaron y validaron masivamente estos cambios, estuvieron intrínsecamente vinculados con los tres argumentos sobre los que hemos trabajado en este artículo. De allí que su actualidad sea tan evidente a ojos de los ciudadanos bien informados. Sepa la comunidad argentina y nuestro gobierno dar cuenta de este momento histórico a fin de comenzar a desandar este ruinoso pasado que avergüenza a los argentinos.

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1 Se trata de la causa iniciada por Alejandro Olmos, que ha sido un brillante ciudadano que ha brindado buena parte de su vida a la dilucidación de las decisiones políticas que derivaron en el monumental endeudamiento del país. En los ’80 – más exactamente, el 4 de abril de 1982- Alejandro Olmos formuló una denuncia contra José Alfredo Martínez de Hoz, fundando la misma en el hecho de que el plan económico concebido y ejecutado por el Ministro de Economía de la Nación en el período 1976/1981, se realizó con miras a producir un incalificable endeudamiento externo. Este proceso concluyó el 13 de julio de 2000 cuando- después de 18 años- el juez federal Jorge Ballestero produjo un fallo en el que consideró probados todos los cargos formulados oportunamente, pero, debido al tiempo transcurrido -que provocó la prescripción de la acción penal sobre los responsables- ninguno de los imputados fue preso y giró las investigaciones al ámbito Legislativo para que se obrara en consecuencia.
2 Universidad Nacional de Rosario (2001): “Cuadernos de Historia Viva. Serie 2: La historia del tiempo presente. Sentencia completa del juicio a la deuda externa argentina”. Escuela de Historia, Facultad de Humanidades y Artes, Año 1, UNR, Rosario, Santa Fe, p. 143.
3 Universidad Nacional de Rosario, op. Cit. pp. 137-138.


Fuente El Hijo de Reco

LETRAS PETROLERAS



Este es un espacio dedicado a la inspiración que nace de la familia Petrolera que tomando como eje la explotación del Oro Negro genera en su entorno una singular forma de vida.

El Campo, las Chatas de Turnos, el Enganchador, Boca de Pozo, Maquinista, Jefe de Turno de Equipo, el sector Cementación, Perfilaje o Exploración dejan las puertas abiertas a la imaginación de las palabras para dibujar con ellas la experiencia de la vida Petrolera.


TITULO AUTOR
A mi padre petrolero Gladys Margot Navarro
La standard oil co. Pablo Neruda
Poema del mameluco Liliana Ancalao
Viejo muelle...querido! Dr. Miguel Angel de Boer


A MI PADRE PETROLERO

Tu piel siempre curtida
Tus ojos cansados con sueño
Tus manos fuertes y callosas
Tus sufridas manos de Petrolero
Siempre prestas al duro trabajo diario
A luchar contra la nieve, escarcha y frío
Pero que también saben ser suaves
cuando pródigas caricias a tus hijos.
porque ni el campo, ni el clima han logrado
endurecer tu corazón de Padre y Amigo.
Tu llegaste a este lugar
para entregarles tus sudores y alegrías,
tus logros y tus tropiezos
en tantos veranos e inviernos.
No son diferentes Domingos y Feriados
y en muchas Navidades
y también para Año Nuevo
debiste continuar siempre fiel
a tu labor junto al trépano
extrayendo de la yerma tierra,
con cuidado y amor, su fruto negro.
Porque esta obra no entiende de asuetos,
no sabe de cansancios ni tampoco de sueños.
Es como una mujer pronta a ser madre
que requiere solicitud y denuedo.
Cuantos sacrificios y anhelos
transparentan tus blandas pupilas.
Cuantas horas bajo el sol
y palpando nieve, lluvia y hasta hielo.
Pero tu eres Feliz
y te sientes orgulloso de todo ello
porque de tu boca mil veces
he oído que has dicho
que nunca es vasto el sacrificio
para dejar un buen legado
a la vida y a tus hijos.
Y como no devolver a manos llenas
todo lo que esta Patria te ha dado.
Cómo no agradecer entonces a Dios
Por sentirte parte de la tierra,
tanto como el labrador y su arado.


Gladys Margot Navarro


La Standard Oil Co. Por Pablo Neruda *

En los años cuarenta —cuando fue escrito este poema, perteneciente al Canto general — era la Standard oil Company, hoy es cualquiera de esas compañías petroleras que saquean el mundo, esas que ahora ambicionan el petróleo afgano y para las cuales el presidente de los EEUU ha puesto a trabajar a sus soldados.


Cuando el barreno se abrió paso
hacia las simas pedregales
y hundió su intestino implacable
en las haciendas subterráneas,
y los años muertos, los ojos
de las edades, las raíces
de las plantas encarceladas
y los sistemas escamosos
se hicieron estratas del agua,
subió por los tubos el fuego
convertido en líquido frío,
en la aduana de las alturas
a la salida de su mundo
de profundidad tenebrosa,
encontró un pálido ingeniero
y un título de propietario.
Aunque se enreden los caminos
del petróleo, aunque las napas
cambien su sitio silencioso
y muevan su soberanía
entre los vientres de la tierra,
cuando sacude el surtidor
su ramaje de parafina,
antes llegó la Standard Oil
con sus letrados y sus botas,
con sus cheques y sus fusiles,
con sus gobiernos y sus presos.
Sus obesos emperadores
viven en New York, son suaves
y sonrientes asesinos,
que compran seda, nylon, puros,
tiranuelos y dictadores.

Compran países, pueblos, mares,
policías, diputaciones,
lejanas comarcas en donde
los pobres guardan su maíz
como los avaros el oro:
la Standard Oil los despierta,
los uniforma, les designa
cuál es el hermano enemigo,
y el paraguayo hace su guerra
y el boliviano se deshace
con su ametralladora en la selva.

Un presidente asesinado
por una gota de petróleo,
una hipoteca de millones
de hectáreas, un fusilamiento
rápido en una mañana
mortal de luz, petrificada,
un nuevo campo de presos
subversivos, en Patagonia,
una traición, un tiroteo
bajo la luna petrolada,
un cambio sutil de ministros
en la capital, un rumor
como una marea de aceite,
y luego el zarpazo, y verás
cómo brillan, sobre las nubes,
sobre los mares, en tu casa,
las letras de la Standard Oil
iluminando sus dominios.

* Escritor Chileno y Premio Nobel de Literatura.



POEMA DEL MAMELUCO


El mameluco de mi viejo espera jubilarse
Por el resfrío crónico del pozo
Y el dolor de las espaldas
Tiene el talle del cansancio en la garganta
El salario ajustado en la cintura
y grande un corazón de estopa en el bolsillo.

Es un guerrero de cielo desgastado
tiempo de flor con la investidura de una roca
una protesta de sueño apresurado
por el turno; ese tirano

Cuando ese mameluco se une a otro
de dos despojos se hace un alma
y los pasos que caminan juntos
caminan solos
mientras yo dormía

Cada mancha es un grito de impaciencia
de petróleo que amanece de pobreza
son frentes amplias son tan duros
caliente la mirada por saberse limpios
mamelucos postergados
pero enteros

Mameluco
en una arruga de asombro por la luna
tenso el brazo, el bolsito de la vianda
al pozo duro
por no aflojarte a la vida , viejo no aflojarte.

Liliana Ancalao



VIEJO MUELLE...QUERIDO!


Cuando te vi
como un gigante solitario

herido
no pude contener mis lágrimas

Y me remonté como en un sueño a tantas historias
de muertes tristes
y amores bellos
A una infancia de "restinga" en el verano
A la "zorrita" que nos llevaba a la escuela
Al tren gritón incansable con su carga
y al "autovía" en el que viajaba feliz pero...

(aún rememoro la tragedia de aquél día)
A la aventura de ir en barco en la lanchita
trepando por la "escala de gato"
o bajando en el "cajón" hasta la "chata"

El sol parecía deshilvanarse mas tranquilo en aquellos tiempos
acariciando a los lobos somnolientos
jugando con gaviotas y toninas
saludando a los cardúmenes de peces
(inundando mis ojos de hermosura)
En tanto...
¡Cuántos hombres!
¡Cuántos!
La piel engrosada de salitre
Los rostros golpeado por el frío
Las manos gastadas de viento y de tormentas
Dejaban todo
para ir a atracar un petrolero
( no había navidades ni años nuevos)
¡La vida dejaban!
¡Sus almas y sus cuerpos!
Envejeciendo de apuro
a fuerza de sacrificio
de alcohol
de esmero
Rudos
Nobles
Ingenuos
Amaban el mar y su trabajo
nutriéndose de océano
( mi padre estuvo entre ellos)
Ya antes se había ido el barrio
de cuajo quedó deshecho
( y una flor que yo amaba se llevó el fuego)
Viejo muelle...querido
Sé que estás lastimado

Pero si sabes lo que está pasando
no mires
Dejá tu cabeza hundida
( total, siguen usando tu esqueleto)
Todo ha cambiado
¡tanto!
A tu gente la están yendo
con un sabor amargo
y el corazón lleno de pena
( sobremuriendo )
Para ellos
Para vos
son estos versos

Y aunque en este cruel naufragio
haya que seguir con los remos
ni el tiempo ni las cenizas

podrán
tapar
mis recuerdos

Fuente Ypfcr

Datos Biográficos del GENERAL ENRIQUE MOSCONI



Nació en Buenos Aires el 21 de febrero de 1877, siendo hijo del ingeniero Enrique Moscóni y de doña María Juana Canavery.
Ingresó al Colegio Militar de la Nación el 26 de mayo de 1891, y se graduó con diploma de ho­nor de subteniente de infantería el 20 de noviembre de 1894.
Su foja de servicios registra los siguientes ascensos:
26 de noviembre de 1896 Teniente 2º de Infantería
13 de junio de 1899 Teniente 1º de Infantería
12 de agosto de 1903 Capitán de Infantería
17 de octubre de 1907 Mayor de Ingenieros
3 de abril de 1912Teniente Coronel de Ingenieros
31 de diciembre de 1917 Coronel de Ingenieros
31 de diciembre de 1925 General de Brigada
31 de diciembre de 1933 General de División

En el año 1899 desempeñó comisiones topográficas en la cordillera, en Mendoza, toman­do parte en los levantamientos topográficos y estudios estadís­ticos de la zona.
En el año 1900 formó parte de la Comisión que realizó los estudios del ferrocarril estraté­gico de Confluencia a Pino Ha­chado.
En junio de 1903 se graduó como ingeniero civil, en la Fa­cultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la Univer­sidad de Buenos Aires; en septiembre del mismo año se le reconoció como ingeniero mili­tar, siendo transferido al arma de Ingenieros.
Durante su prestación de ser­vicios en el Ministerio de Guerra, ganó el primer premio, entre 11 concursantes, para los proyectos de un cuartel de infantería y uno de caballería a levan­tarse en el lugar que hoy ocupa el Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín.
En noviembre de 1904 viajó a Italia, Bélgica y Alemania, don­de realizó estudios para la cons­trucción de la usina hidroeléctrica y a gas pobre que funcionara en Campo de Mayo, adquiriendo además los materiales de hierro, sanitarios y eléctricos para los cuarteles que se levantaron en los años 1905/1910, siendo feli­citado por el Ministerio de Gue­rra por las grandes economías que obtuvo para el Estado, en estas adquisiciones.
De octubre de 1906 a octubre de 1908 fue incorporado al ejér­cito alemán en el Batallón 10 de "Pioners de Wesphalia", y tomó parte en las maniobras impe­riales de 1907. Cursó la Escuela Técnica de Artillería e Ingenieros de Charlotenburgo, y vol­vió a realizar maniobras como mayor en el Regimiento 48 de Infantería.
En Suiza realizó maniobras con la III División de Berna. En diciembre de 1909 fue nombrado vocal de la Comisión de Ingenieros que viajó a Euro­pa para realizar estudios y adquisiciones de materiales técni­cos del arma, y tomó parte en ejercicios de los cuerpos de Za­padores Pontoneros, Telegrafis­tas y Ferrocarrileros de Alema­nia, Francia y Austria Hungría.
En 1910 patentó en Alemania y cedió al Ministerio de Guerra de la Argentina, un dispositivo para cambio de trocha en roda­dos militares.
Tomó parte en los grandes ejercicios técnicos realizados en el Elba en julio de 1913.
En junio de 1914 fue incorporado como Teniente Coronel al III Regimiento de Infantería de la Guardia, con el cual participó en maniobras de regimiento y de brigada.
Regresó al país en diciembre de 1914, y volvió a comandar el 1° de Ingenieros hasta 1915 en que fue nombrado Subdirector General de Arsenales de Guerra. A mediados de 1916 se le designó Director del Arsenal Esteban de Luca.
El 16 de marzo de 1920 se le nombró Director de Aeronáuti­ca, fundó el Grupo 1° de Aviación, y dio gran impulso al arma.
El 16 de octubre de 1922 fue nombrado Director General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Durante su actuación de ocho años dedicó todos sus esfuerzos a incrementar esta actividad, dándole forma y estructu­ra para el mejor servicio a los intereses del país.
El 9 de septiembre de 1930, se retira de YPF.
Entre los años 1931 y 1932, permanece en Italia estudiando la Aeronáutica de ese país.
Cuando regresó fue designado Director General de Tiro y Gimnasia, y se retiró del Ejército con el grado de General de División, el 31 de diciembre de 1933.
Después de una larga enfermedad falleció el 4 de junio del año 1940.

Fuente Ypfcr

Archivo histórico de YPF



Hace ya 8 años que el archivo de YPF, esa monumental fuente de memoria que contiene la historia de la industria petrolera argentina del siglo XX —y de gran parte de Comodoro Rivadavia— permanece vedado al público.
Se encuentra en un galpón situado entre el colegio Deán Funes y la administración de Repsol donde funcionara hasta el último día, en condiciones que inquietan a los investigadores.
Pertenece al Estado nacional, pero está dentro de un edificio de Repsol. Aseguran que su seguridad y su permanencia en Comodoro depende desde hace 10 años de una decisión política que no llega.
Concluido el proceso privatizador de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), el archivo de la empresa quedó en poder del Archivo General de la Nación, aquí en Comodoro, pero dentro de instalaciones pertenecientes a Repsol, cerradas al público. Hace ya 8 años que nadie puede visitarlo.
La titular del departamento de Historia de la UNPSJB, Eda Crespo, considera que el archivo de YPF, que hoy yace oculto y en condiciones que se desconocen dentro del inmenso galpón lindante al colegio Deán Funes, es el más importante de empresas de América Latina.
Un incendio que se presume ocurrió en 1915 afectó buena parte del material reunido desde el descubrimiento del petróleo, en 1907, pero es una certeza que las toneladas de papel acopiado datan del año 1916 en adelante, aunque también se conserva material fechado en 1910.
El archivo se divide en dos y reúne en una de sus partes los legajos y todo tipo de material testimonial sobre la actividad laboral, familiar, política y hasta íntima del personal empleado por la petrolera en cada yacimiento de la Cuenca del Golfo San Jorge.
Los documentos que testimonian el funcionamiento económico-financiero diario de la empresa, entre 1916 y 1991, completan este archivo cuyo valor histórico y cultural es incalculable.

Penas de historiador

Sonia Ivanoff es abogada y profesora de historia. Se desempeña en la cátedra Seminario de Historia Regional de la UNPSJB y es la representante legal de la Federación de Colectividades Extranjeras.
Descendiente de inmigrantes búlgaros, su trabajo como investigadora responde a la inquietud del colectivo comodorense sobre el complejo proceso de constitución de esta comunidad multicultural.
Ivanoff se preocupa por el destino del archivo de YPF desde que el gobierno de Carlos Menem liquidó el petróleo de los argentinos.
Según el relato que planteó la profesional a El Patagónico, que el archivo aún permanezca en Comodoro Rivadavia responde a la buena voluntad de la coordinadora del organismo, Elizabeth Cipoleta, con quien ella misma logró trabar una buena relación al calor de un interés común por sus orígenes búlgaros y de su aguerrida defensa por el patrimonio cultural, permitiéndose junto a otros investigadores evitar el destierro de la historia contenida en el invalorable archivo de YPF.
Los historiadores de la ciudad ya habían sufrido un desprendimiento doloroso. La privatización de los ferrocarriles había motivado el destierro del archivo que se conservaba en kilómetro 5, guardando testimonios de la vida que sobre rieles otrora compartieron Comodoro Rivadavia y Puerto Deseado documentación de la empresa; sobre sus finanzas y sus recursos humanos, abarcativa de los años comprendidos entre 1905 y 1974.
Los historiadores saben que hoy ese material también permanece oculto en cajones, en unos galpones situados camino a Aeroparque, en Buenos Aires.

Funcionarios

Desde 1991, la oportunidad de garantizar la permanencia de este archivo en Comodoro Rivadavia espera a quien la aproveche. Sólo es condición del Archivo General de la Nación que una persona jurídica del derecho público lo tome en custodia.
Personas jurídicas del derecho público son, por ejemplo, la Universidad, el Municipio o la Iglesia. Cualquiera de las tres entidades podrían tener la custodia del archivo, a condición de tomar los recaudos necesarios para la conservación de ese material, que no por su delicadeza y significancia debe estar vedado al público.
Ivanoff y otros investigadores ya en 1991 comenzaron a tantear resortes en el seno de la universidad local. Pero eran tiempos en los que desde la casa de estudios se optaba por establecer alguna alianza con el poder hegemónico y no abundaban mucho las críticas hacia la política educativa del neoliberalismo.
Ivanoff recordó que era difícil entonces que los rectores (Arturo Canero, primero, y Hugo Bersán, después) le facilitaran los fondos para encarar las obras de infraestructura y las tareas profesionales que incumben a la correcta administración de un archivo.
Fue el primer no. Y pronto llegarían los «sí», los «sí, claro», específicamente.
«Entonces trasladamos la inquietud al municipio. Y hoy cualquiera en el Archivo General de la Nación, y también su director general, Miguel Unamuno, pueden dar fe sobre la cantidad de veces que han visto a directores de Cultura de Comodoro Rivadavia defilando en Buenos Aires por los pasillos del organismo, repitiendo ‘ya lo hacemos, ya lo firmamos; nos vemos mañana».

Hoy, según parece, todavía no es mañana.

Por la Dirección de Cultura, desde 1991 a esta parte pasaron Damián Bruno Berón, Viviana Almirón, Estela Cano, Nelson Dames, Patricia Moyano y hoy Guillermo Rodríguez.
El Patagónico le consultó a Rodríguez si podría transmitir alguna novedad sobre el triste proceso que entre la desidia y la burocracia mantiene el archivo a la sombra. El actual funcionario respondió alzando los hombros.

Disfunciones

En su raconto, Sonia Ivanoff no obvió mencionar que sólo el papel pertenece al Archivo General de la Nación y que tanto el terreno sobre el que está emplazado el material como el galpón que lo recubre pertenecen a Repsol.
Luego de que se decidiera la clausura del edificio ubicado en Km. 3, empleados de la ex petrolera estatal que continúan trabajando en Repsol tomaron bajo su cuenta la tarea de cortar el suministro de luz dentro del galpón, y tapiar puertas y ventanas.
El cableado eléctrico de esas instalaciones era de tela y un chispazo hubiera podido convertir en ceniza la memoria de Comodoro Rivadavia.
Según trascendió, es muy posible que el municipio continúe postergando la decisión de tomar la custodia del archivo en virtud de una negociación que habrían pretendido entablar con la petrolera.
La discusión giraría sobre la cesión del espacio físico en favor del municipio, a cambio de una condonación de deudas contraída por la empresa.
«La discusión del 91 en adelante pasó por dónde puede meterse semejante volumen de papel», dijo la investigadora Ivanoff, entre la vergüenza y la angustia.

Historia trunca

«Los investigadores no nos ocupamos tanto de la historia económica, sino más bien de lo social: redes, inmigrantes, cadenas migratorias, cuantificación de inmigrantes por grupos, indagaciones sobre los libros de notas de la administración o directivas o resoluciones de las gerencias».
La profesora de Historia local Sonia Ivanoff también se prestó a describir el interés que particularmente le despierta la vastísima fuente de consulta que representa el archivo histórico de YPF.
Sus investigaciones se concentran especialmente en el complejo proceso de constitución de identidad de la comunidad búlgara en Comodoro.
Su trabajo más acabado se concentró en el proceso de inmigración de ese pueblo: «cómo se contactan para venir a la empresa estatal, la vieja Explotación Nacional de Petróleo que luego con (Enrique) Mosconi adopta el nombre de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
Y a partir de eso es cuantificar, porque no hay otra base de datos semejante. Si bien vos vas al Hotel de Inmigrantes y sabes cuántos búlgaros entraron, hay muchos que no necesariamente entraban por el puerto; se te pierden y por otro lado el Estado no contrataba a todos».
Ivanoff sostiene que «si bien existía una política inmigratoria donde el Estado contrataba desde Buenos Aires para los territorios nacionales, en el fenómeno de los búlgaros se daba el caso de que las familias que venían completas las mandaban a Chaco, donde trabajaban todos —hombres, mujeres y niños— y los hombres solos a la explotación minera, en este caso Comodoro».
Pero desde la clausura del archivo de YPF, Ivanoff no pudo continuar su investigación. Sólo llegó con sus indagaciones hasta el año 1933. Y sabe que inmigrantes búlgaros ingresaron a la petrolera estatal hasta 1945.
«Esto, para quienes investigamos, es penoso. Yo no sé si la red migratoria cambió a partir de 1933; no sé si los lugares de expulsión en Bulgaria cambiaron porque la primera oleada pudo haberse dado desde zonas rurales, y la segunda podría haberse producido más por una necesidad de búsqueda de ideología política.
Para los que estudiamos este tipo de cosas es totalmente significativo el contacto con la fuente», concluye.

Legajos de personal

Desde Relaciones Institucionales de la petrolera española informaron ayer a El Patagónico que, a su entender, el material del archivo histórico de YPF que concierne al personal de la ex petrolera estatal está en poder de Repsol, en Buenos Aires.
Planteada la inquietud, los investigadores del departamento de Historia de la UNPSJB consultados por este medio dijeron considerar que la empresa sí pudo haber retirado del archivo legajos de personal, pero solo los de aquellos agentes que aún continúan desempeñándose en la misma.

Los "apuntadores" de Mosconi

En el departamento de Historia de la UNPSJB no son pocos los historiadores dispuestos a entregar ad honorem su tiempo al archivo de YPF en caso de que alguna vez pudieran volver a acceder a él. Todos comparten una pasión, pero sobre todo un temor.
El estado en que se encuentra el archivo hoy es un misterio. Cuando Sonia Ivanoff habla, es notorio que por su recuerdo la impotencia empuja el relato.
«Los primeros libros donde la vieja empresa dejaba asentados sus partes, e incluso informes sobre el personal relacionados a su militancia política por ejemplo (algo sumamente interesante), están hechos con hojas del tipo del papel de calcar. En ese tipo de documento consta el trabajo de los ‘apuntadores’, una figura exclusiva de la empresa estatal cuyo mentor fue (Enrique) Mosconi, que era el tipo que se infiltraba entre los trabajadores para delatar la militancia política y las costumbres de sus ‘compañeros’.
Bueno, las hojas donde esa historia cotidiana se van pegando con la humedad, y la tinta cambia de color de acuerdo a la temperatura ambiente, y con el transcurso del tiempo pasa del verde, al violeta y cada vez a tonos más claros que hacen la lectura imposible. Yo recuerdo que ya en los años 92 y 93 debíamos poner hojas en blanco debajo para poder leer lo que decían».


Estracta: Diario El Patagónico. (03/08/03)
Fuente El Chenque